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 Un problema de la vida real

Imagina que eres un niño que está aprendiendo a hablar. Tus padres te enseñan palabras y frases, pero de repente, eres capaz de crear nuevas oraciones que ellos nunca te han dicho. ¿Cómo es posible que puedas hacer eso? Según la teoría de Chomsky, tú tienes una “gramática” innata en tu cerebro que te permite combinar las palabras de formas nuevas y creativas. Esta capacidad es lo que hace que el lenguaje humano sea tan flexible y poderoso, y lo que nos distingue de otros animales.

Una paradoja de su filosofía

Una de las paradojas de la teoría lingüística de Chomsky radica en la aparente tensión entre la universalidad de los principios gramaticales que propone y la diversidad de las lenguas del mundo. Si existe una “gramática universal” subyacente, ¿cómo se explica que los idiomas puedan diferir tanto en sus estructuras y características?

Chomsky ha intentado resolver esta paradoja a través de su enfoque de “principios y parámetros”, donde la gramática universal se manifiesta de formas diversas en las diferentes lenguas según la configuración de ciertos parámetros. Sin embargo, este modelo sigue siendo objeto de debate y análisis, ya que la naturaleza y el alcance de esos principios universales aún no se han resuelto por completo.

Una filosofía opuesta

Una filosofía que se opone en cierta medida a las ideas de Noam Chomsky es el empirismo lingüístico, representado por figuras como B.F. Skinner. Mientras que Chomsky defiende que el lenguaje está fundamentado en estructuras innatas y universales de la mente, los empiristas sostienen que el lenguaje se adquiere principalmente a través de la experiencia y el aprendizaje.

Para los empiristas, el lenguaje es el resultado de la asociación entre estímulos y respuestas, y no de una “gramática universal” innata. Esta visión se basa más en la observación del comportamiento lingüístico y en la importancia de los factores ambientales y sociales en el desarrollo del lenguaje, en contraposición al enfoque racionalista y mentalista de Chomsky.

Gramática Universal y la “Pobreza del Estímulo”

La teoría de la Gramática Universal (GU) de Chomsky aborda directamente el problema de la “pobreza del estímulo”, un argumento clave a favor del racionalismo. Este problema destaca la observación de que el aporte lingüístico que reciben los niños es insuficiente para explicar su capacidad para adquirir un lenguaje tan complejo como es.

Así es como la teoría de Chomsky aborda este problema:

Estructuras Lingüísticas Innatas: Chomsky argumenta que los niños no nacen con una mente en blanco en lo que respecta al lenguaje. En cambio, propone que poseen una facultad lingüística innata, la GU, que les proporciona un marco preexistente para entender y generar lenguaje.

Universalidad a Través de los Idiomas: Esta GU innata no es específica de ningún idioma en particular, sino un conjunto de principios universales que subyacen a todos los lenguajes humanos. Esto explica cómo los niños pueden adquirir cualquier idioma al que estén expuestos, a pesar de las vastas diferencias entre los idiomas.

Ajuste de Parámetros: La GU no contiene las reglas específicas de un idioma dado, sino un conjunto de posibles parámetros. La exposición a un idioma particular ayuda a los niños a “ajustar” estos parámetros para que coincidan con las reglas específicas de su idioma nativo.

Entrada Limitada, Salida Rica: Chomsky señala que los niños adquieren una comprensión compleja y sofisticada del lenguaje a pesar de estar expuestos a un aporte lingüístico limitado y a menudo imperfecto. Pueden producir y entender oraciones que nunca han escuchado antes, una hazaña difícil de explicar mediante la mera imitación o el aprendizaje de la experiencia.

El argumento de la “pobreza del estímulo” está estrechamente relacionado con el concepto de competencia frente a rendimiento. Chomsky distingue entre el conocimiento interno del hablante sobre el lenguaje (competencia), que es una representación mental, y su uso real del lenguaje (rendimiento), el cual puede verse afectado por factores externos. La GU se centra en explicar la competencia, el sistema subyacente que permite la generación de oraciones gramaticalmente correctas, incluso si esas oraciones nunca se han encontrado antes.