Martin Heidegger y su Filosofia por Fabian Padilla Artista Visual
08
Nov

Martin Heidegger y Su Filosofia

Martin Heidegger y Su Filosofia

Martin Heidegger

Martin Heidegger (1889-1976) fue un influyente filósofo alemán cuyo pensamiento ha marcado profundamente el rumbo de la filosofía del siglo XX. Nacido en la pequeña localidad de Messkirch, Heidegger se formó inicialmente en la teología católica, pero pronto se dedicó de lleno a la filosofía, convirtiéndose en uno de los pensadores más destacados de su época.

Su enfoque filosófico, conocido como “ontología fundamental”, se propuso replantearse la cuestión del “ser” de una manera radical, alejándose de las concepciones tradicionales y buscando comprender el sentido del ser más allá de los enfoques metafísicos y lógicos predominantes. Esta búsqueda lo llevó a cuestionar los cimientos de la filosofía occidental, desde Platón hasta Nietzsche, con el objetivo de abrir nuevos horizontes para el pensamiento.

Su obra cumbre, “Ser y tiempo”, publicada en 1927, marcó un hito en la historia de la filosofía y sentó las bases de corrientes como el existencialismo, la hermenéutica y el postestructuralismo. Heidegger se convirtió así en una figura clave para entender los debates y preocupaciones fundamentales del siglo pasado.

Su filosofía en una oración

Heidegger se propuso repensar radicalmente la cuestión del “ser”, cuestionando las concepciones tradicionales y buscando comprender el sentido del ser más allá de los enfoques metafísicos y lógicos predominantes.

Su filosofía explicada para un niño de 10 años

Imagina que eres un niño curioso que le pregunta a Heidegger: “¿Qué es el ser?”. Él te respondería con paciencia: “Bueno, el ser no es algo que podamos ver o tocar como una cosa. Es más bien la forma en que las cosas existen y tienen sentido para nosotros. Por ejemplo, cuando ves una manzana, no solo ves el objeto, sino que entiendes que es una manzana, que se puede comer, que tiene un sabor y color específicos. Ese ‘entender’ la manzana es parte del ser. Heidegger quería que entendiéramos mejor cómo es que las cosas tienen significado para nosotros y cómo eso nos ayuda a vivir en el mundo”.

Su filosofía explicada para un adulto

En su obra cumbre, “Ser y tiempo”, Heidegger se propuso reconsiderar la cuestión del “ser” de una manera radical, alejándose de las concepciones metafísicas y lógicas que habían dominado la filosofía occidental. Para él, el ser no es un mero concepto o una entidad abstracta, sino algo que se manifiesta y tiene sentido en nuestra propia existencia.

Heidegger argumentaba que la filosofía había olvidado o encubierto el significado original del ser, al centrarse en definirlo como una sustancia o un ente supremo. En su lugar, él buscaba comprender el ser a partir de la experiencia humana, es decir, de nuestra propia manera de “ser-en-el-mundo”. Esto lo llevó a cuestionar nociones como la subjetividad, la conciencia y el tiempo, proponiendo una visión más existencial y fenomenológica de la condición humana.

Sus aspectos positivos

Una de las principales contribuciones de Heidegger fue su capacidad para cuestionar los supuestos fundamentales de la filosofía tradicional y abrir nuevos horizontes de pensamiento. Al replantearse la cuestión del ser, Heidegger nos invita a ser más conscientes de nuestra propia existencia y de cómo esta se entrelaza con el mundo que nos rodea.

Además, su enfoque fenomenológico y hermenéutico ha sido sumamente influyente, inspirando corrientes como el existencialismo, la hermenéutica y el postestructuralismo. Estas perspectivas han enriquecido nuestra comprensión de temas como la subjetividad, el lenguaje, la historia y la cultura.

Sus aspectos negativos

Sin embargo, la filosofía de Heidegger no está exenta de críticas y cuestionamientos. Su lenguaje y estilo de escritura, a menudo oscuros y herméticos, han sido señalados como barreras para una comprensión accesible de su pensamiento. Además, su controvertida participación en el régimen nazi durante la década de 1930 ha suscitado un intenso debate sobre la relación entre su filosofía y sus posturas políticas.

Algunos intérpretes han cuestionado si Heidegger logró realmente superar los enfoques metafísicos que criticaba, o si su propia ontología fundamental terminó recayendo en formas de pensamiento similares. Asimismo, se ha señalado que su énfasis en la finitud y la autenticidad existencial puede llevar a una visión pesimista o escapista de la condición humana.

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 Un problema de la vida real

Imagina que eres una persona que se siente perdida y sin rumbo en la vida. Tal vez has perdido tu trabajo, tu relación ha terminado o simplemente sientes que tu existencia carece de sentido. En esta situación, la filosofía de Heidegger podría ofrecerte una perspectiva interesante.

Heidegger diría que este sentimiento de “estar perdido” es parte de la propia condición humana. Nuestra existencia está marcada por la finitud, la angustia y la necesidad de encontrar nuestro propio camino. En lugar de huir de esta realidad, Heidegger propondría que la aceptemos y la asumamos con autenticidad.

Desde su visión, el desafío sería comprender que nuestra existencia no está predeterminada, sino que somos nosotros quienes debemos darle sentido a través de nuestras decisiones y acciones. En lugar de buscar refugio en certezas o significados prefabricados, Heidegger nos invitaría a abrazar la incertidumbre y a responsabilizarnos por nuestro propio “ser-en-el-mundo”.

Una paradoja de su filosofía

Una de las paradojas o dilemas que surgen de la filosofía de Heidegger radica en su intento de cuestionar y deconstruir la metafísica tradicional, al mismo tiempo que parece erigir su propia ontología fundamental como una alternativa.

Por un lado, Heidegger critica duramente la tendencia de la filosofía occidental a concebir el ser como una sustancia o un ente supremo, y se propone ir más allá de esta visión metafísica. Sin embargo, al formular su noción de “ser-ahí” (Dasein) como el ente privilegiado que permite comprender el sentido del ser, algunos intérpretes han señalado que Heidegger podría estar recayendo en una forma de subjetivismo o antropocentrismo similar a lo que había cuestionado.

Además, la complejidad y hermetismo del lenguaje heideggeriano, con conceptos como “ser-en-el-mundo”, “cuidado” y “temporalidad”, han llevado a preguntarse si su filosofía logra realmente escapar de la lógica metafísica que pretendía superar. Algunos críticos han señalado que, en su afán por pensar el ser de manera radical, Heidegger podría haber generado nuevas formas de abstracción y oscuridad conceptual.

Este dilema entre la crítica a la metafísica y la construcción de una nueva ontología fundamental se ha convertido en un tema de debate recurrente en torno a la obra de Heidegger, revelando la complejidad y la ambigüedad inherentes a su proyecto filosófico.

Una filosofía opuesta

Una filosofía que se opone de manera radical a la de Heidegger es el existencialismo de Jean-Paul Sartre. Aunque ambos pensadores comparten el interés por la condición humana y la existencia, sus enfoques presentan diferencias fundamentales.

Mientras que Heidegger enfatiza la finitud, la angustia y la necesidad de asumir la propia “facticidad” y “temporalidad” existencial, Sartre concibe al ser humano como un ser radicalmente libre, condenado a la libertad y responsable de dar sentido a su propia existencia.

Para Sartre, el ser humano no está determinado por ninguna esencia o naturaleza previa, sino que se define a sí mismo a través de sus elecciones y acciones. Esto lo lleva a adoptar una postura más optimista y afirmativa de la libertad humana, en contraste con el tono más sombrío y trágico del pensamiento heideggeriano.

Asimismo, Sartre se distancia de la crítica de Heidegger a la metafísica y la subjetividad, y defiende una visión más humanista y centrada en el individuo. Mientras Heidegger busca pensar el ser más allá de las categorías tradicionales, Sartre reivindica al sujeto como el eje fundamental de la existencia y la responsabilidad ética.

Estas diferencias filosóficas se reflejan en sus respectivas visiones sobre la libertad, la autenticidad, la angustia y el papel del individuo en el mundo. Así, el existencialismo de Sartre se presenta como una alternativa y un contrapunto a la ontología fundamental de Heidegger, planteando diferentes formas de comprender la condición humana.

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Conceptos Centrales de Heidegger y su Crítica del Pensamiento Moderno

Heidegger se ocupó principalmente de la cuestión del “ser”, reexaminándolo no como un concepto estático, sino como un proceso dinámico intrínsecamente ligado al tiempo. Rechazó la tendencia moderna a equiparar “ser” con “entidades”, argumentando que esta simplificación ocultaba la verdadera naturaleza del ser.

Para acceder al verdadero significado del “ser”, Heidegger introdujo el concepto de “Dasein”, que se traduce aproximadamente como “ser-ahí”. Dasein no es sinónimo de “hombre”, sino que representa la forma única en que los humanos existen, marcada por una comprensión del “ser”. A diferencia de las indagaciones filosóficas tradicionales sobre el sujeto o la conciencia, el enfoque de Heidegger estaba en la condición pre-ontológica de la existencia.

Central en la filosofía de Heidegger es el concepto de “temporalidad”. Argumentó que el tiempo no es una secuencia lineal y objetiva, sino más bien una compleja interacción de pasado, presente y futuro que constituye la estructura misma del Dasein. Esto desafía la visión moderna del tiempo como una progresión uniforme e infinita.

Heidegger veía la verdad como un “evento” o “desocultamiento” (aletheia), un proceso de hacerse visible que es inseparable de la ocultación. Esta comprensión contrasta con la tendencia moderna a equiparar la verdad con proposiciones lógicas y su correspondencia con la realidad. Sostenía que la verdad reside en la interacción dinámica de revelar y ocultar, en el mismo proceso de que las cosas vengan a existir.

Heidegger consideraba la historia del pensamiento occidental, particularmente desde Platón en adelante, como un olvido progresivo del “ser”. Llamó a esto “metafísica”, donde el “ser” fue cada vez más equiparado con “entidades”, culminando en la época moderna con el énfasis en la tecnología y la completa objetivación del mundo. Para Heidegger, la tecnología representa la máxima expresión del nihilismo, donde todo se convierte en un recurso a ser explotado.

En sus obras posteriores, Heidegger exploró la idea de “el claro” (Lichtung) como el espacio donde se manifiesta el “ser”. Este “claro” no es una ubicación física, sino un espacio metafórico de revelación y ocultación, donde el lenguaje juega un papel crucial en hacer presentes las cosas. Se volvió hacia la poesía, particularmente las obras de Hölderlin, como una forma de pensar y hablar sobre el “ser” fuera de los confines del lenguaje filosófico tradicional.

La crítica de Heidegger al pensamiento moderno se centra en la idea de que el pensamiento moderno ha perdido de vista la pregunta fundamental del “ser”. Creía que al equiparar “ser” con “entidades” y centrarse en el dominio tecnológico, el pensamiento moderno ha llevado a un mundo donde todo se reduce a un recurso que se puede usar y manipular. Sus conceptos centrales, como Dasein, temporalidad y el evento de la verdad, buscan recuperar una comprensión más auténtica del “ser” y desafiar las suposiciones dominantes del pensamiento moderno.

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Fuentes

Libros:

    1. Martin Heidegger: El fracaso del ser

Sitios web:

  1. Martin Heidegger: https://iep.utm.edu/heidegge/