seventeen contradictions and the end of capitalism - Ensayo por Fabian Padilla
28
Nov

Las 17 contradicciones y el fin del Capitalismo

Ensayo sobre el libro: Las 17 contradicciones y el Fin del Capitalismol

    • El capitalismo, como sistema económico y social, está inherentemente plagado de contradicciones fundamentales que, si bien han permitido su supervivencia hasta ahora, eventualmente podrían llegar a poner en peligro su propia reproducción y continuidad. A través de un examen minucioso de las principales contradicciones que definen el funcionamiento del capital, Harvey demuestra que estas tensiones subyacentes no solo generan crisis recurrentes, sino que también contienen el germen de posibles alternativas anticapitalistas.

Introducción

Desde los principios de la civilización, el ser humano ha buscado formas de organizar su actividad económica y social de manera más justa y próspera. Sin embargo, pareciera que el sistema que ha terminado por imponerse a escala global, el capitalismo, está lejos de cumplir esas aspiraciones. De hecho, como nos revela el análisis de David Harvey en este libro “Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo”, este modelo económico se encuentra profundamente atormentado por tensiones y conflictos inherentes que amenazan con exterminar su propia existencia.
¿Cómo es posible que un sistema que se ha erigido como el régimen dominante a lo largo de los últimos siglos pueda llegar a resquebrajarse desde sus cimientos? Pues bien, el académico y teórico Harvey ha dedicado gran parte de su carrera a desentrañar las paradojas y antagonismos que subyacen al corazón del capitalismo. Con una mirada analítica y desprovista de dogmatismos, nos invita a sumergirnos en el análisis de las múltiples contradicciones que definen el funcionamiento de este sistema.
Harvey no es un mero observador distante; más bien, se trata de un intelectual comprometido que ha vivido en carne propia los efectos del capitalismo. Recuerda, por ejemplo, cómo en su juventud presenció los estragos de la desindustrialización en ciudades como Detroit, donde las fábricas cerraban y dejaban a su paso un rastro de desempleo y deterioro. Estas vivencias, junto a su rigurosa formación académica, le han permitido desarrollar una comprensión profunda de las dinámicas que rigen al capital.
Como él mismo señala, “el capitalismo nunca caerá por sí solo. Tendrá que ser empujado”. Y es precisamente ese empuje el que Harvey busca catalizar a través de su análisis de las diecisiete contradicciones fundamentales del sistema. Desde la tensión entre valor de uso y valor de cambio, hasta la relación antagónica entre capital y naturaleza, estas fracturas internas del capitalismo contienen, paradójicamente, las semillas de su propia transformación.

seventeen contradictions and the end of capitalism-Las 17 contradicciones y el fin del Capitalismo

Contradicciones fundacionales: Las tensiones que definen la lógica básica del capital

El libro define la lógica interna del capitalismo y ahí nos encontramos con una realidad sorprendentemente compleja y llena de tensiones. Lejos de ser un sistema armónico y equilibrado, el capital se encuentra atravesado por profundos conflictos que ponen en jaque su propia supervivencia.
Quizás una de las contradicciones más reveladoras sea aquella que se da entre el “valor de uso” y el “valor de cambio” de los bienes y servicios. Como señala Harvey, el capital tiende a priorizar el valor de cambio, es decir, el intercambio monetario, por sobre las cualidades intrínsecas y utilidad de los productos. Esto genera una dinámica en la que “el capital oculta las relaciones sociales detrás de una representación fetichista del dinero”. En otras palabras, el dinero se convierte en una especie de velo que encubre las verdaderas relaciones de poder y explotación que subyacen a la producción y circulación de mercancías.
Analicemos un ejemplo concreto: la vivienda. Mientras que el valor de uso de una casa radica en brindar refugio, comodidad y satisfacer necesidades básicas de los seres humanos, el capital ha transformado a la vivienda en un mero activo financiero, sujeto a la especulación y la búsqueda de ganancias. Así, “el dominio del valor de cambio sobre el valor de uso” ha generado una situación en la que “el acceso a la vivienda como uso se ve cada vez más limitado por consideraciones de intercambio”. La consecuencia ha sido desastrosa: millones de personas han perdido sus hogares debido a ejecuciones hipotecarias, mientras que una minoría acapara propiedades como inversión.
Esta contradicción entre valor de uso y valor de cambio es apenas una de las múltiples tensiones que, según Harvey, atraviesan el corazón del capitalismo. Otras igualmente reveladoras tienen que ver con la relación entre el dinero y el valor social del trabajo, o entre la propiedad privada y el poder del Estado. En todos estos casos, el denominador común es la presencia de fuerzas en pugna, de lógicas contrapuestas que socavan la supuesta armonía y coherencia del sistema capitalista.
Lejos de ser meros detalles técnicos, estas contradicciones fundacionales nos hablan de algo mucho más profundo: la incapacidad del capital para resolver de manera definitiva sus propias tensiones internas. Y es precisamente en esa grieta donde se vislumbran posibilidades de transformación social. Pues como bien dice Harvey, “la esperanza está latente en las contradicciones”.

 

Contradicciones en movimiento: La evolución histórica de las tensiones inherentes al capital

Mientras que las “contradicciones fundacionales” revelan las tensiones básicas que definen la lógica del capitalismo, Harvey también nos invita a considerar las “contradicciones en movimiento” que dan cuenta de la evolución histórica de este sistema. Estas tensiones, lejos de ser estáticas, se transforman y adquieren nuevas formas a medida que el capital se adapta a los desafíos que enfrenta.
Un ejemplo particularmente revelador de estas “contradicciones en movimiento” es la que se da entre la tecnología, el trabajo y la “desechabilidad” de los seres humanos. Como señala Harvey, el desarrollo tecnológico bajo el capitalismo ha estado fuertemente orientado hacia el objetivo de disciplinar y disempodera a los trabajadores, reemplazándolos por máquinas y procesos automatizados siempre que sea posible. La introducción de la cadena de montaje y el taylorismo, por ejemplo, tuvieron como propósito explícito reducir al obrero a la condición de “mono adiestrado”, obediente y desprovisto de toda autonomía.
Sin embargo, esta tendencia a sustituir trabajo vivo por trabajo muerto (es decir, maquinaria) encierra una paradoja fundamental. Pues al hacer prescindible a segmentos cada vez más amplios de la población, el capital socava las bases mismas de su propia reproducción. Como bien apunta Harvey, “si el trabajo social es la fuente última del valor y la ganancia, entonces reemplazarlo con máquinas carece de sentido, tanto política como económicamente”.
Aquí se revela una contradicción de hondo calado: por un lado, el capital tiene un impulso irrefrenable hacia la innovación tecnológica que le permite aumentar sus ganancias; pero por otro, este mismo proceso amenaza con dejar sin empleo a millones de personas, erosionando así la capacidad de consumo que sostiene la realización de esas ganancias. Esta tensión entre producción y realización, tan magistralmente analizada por Marx, sigue siendo un dilema crucial que el capital busca resolver de múltiples maneras, con resultados siempre provisorios y frágiles.
Más allá de este ejemplo, Harvey identifica otras “contradicciones en movimiento” igualmente reveladoras, como las que se dan entre monopolio y competencia, o entre la fijeza y el movimiento del capital a través del espacio geográfico. En todos estos casos, lo que queda en evidencia es la incapacidad del capital para resolver definitivamente sus propias tensiones internas, viéndose obligado a adaptarse constantemente a nuevas circunstancias.
Este carácter dinámico y evolutivo de las contradicciones del capitalismo es, paradójicamente, lo que le ha permitido sobrevivir hasta nuestros días. Pero como bien advierte Harvey, esa misma capacidad adaptativa encierra también el germen de su posible transformación radical. Pues son precisamente esas grietas y fisuras las que pueden dar lugar a la emergencia de alternativas anticapitalistas.

 

Contradicciones peligrosas: Las tensiones que amenazan la supervivencia a largo plazo del capitalismo

Mientras que las “contradicciones fundacionales” y las “contradicciones en movimiento” revelan profundas tensiones inherentes al capitalismo, Harvey también identifica lo que denomina “contradicciones peligrosas” que, de no ser resueltas, podrían llegar a poner en riesgo la propia existencia del sistema.
Quizás la más alarmante de estas “contradicciones peligrosas” sea aquella relacionada con el “crecimiento compuesto interminable” que el capital persigue de manera implacable. Como bien señala Harvey, la lógica del capital exige una expansión constante y exponencial, un imperativo de acumulación que choca de manera frontal con los límites físicos y ecológicos del planeta. Esto se traduce en una carrera frenética por explotar cada vez más recursos naturales, contaminar el medio ambiente y generar desechos a un ritmo insostenible.
Pero el problema no se limita únicamente a los impactos ambientales. Esta dinámica de crecimiento sin fin también genera enormes desequilibrios sociales, con la riqueza y el poder concentrándose cada vez más en manos de una élite privilegiada. Como señala Harvey, “la evidencia actual muestra que los ricos se están volviendo cada vez más ricos, mientras que la gran mayoría de la población se encuentra en una situación cada vez peor”. Esta polarización extrema pone en jaque la legitimidad misma del sistema, alimentando un creciente malestar y potencial de conflicto.
Aún más preocupante es el hecho de que el capital parezca incapaz de resolver estas “contradicciones peligrosas” de manera duradera. Cada vez que enfrenta una crisis, el sistema logra adaptarse y reinventarse, pero a costa de trasladar los costos y los riesgos a sectores más vulnerables de la población. Así, por ejemplo, la respuesta a la crisis financiera de 2008-2009 se tradujo en un rescate a los bancos y una ola de austeridad para los ciudadanos comunes.
Pero esta capacidad de supervivencia del capitalismo no debe engañarnos. Pues como bien advierte Harvey, las “grietas” y fisuras que se abren en el seno de estas “contradicciones peligrosas” también contienen el germen de alternativas anticapitalistas. En un mundo cada vez más polarizado y amenazado por crisis recurrentes, la necesidad de imaginar y construir un orden social más justo y sostenible se vuelve cada vez más apremiante. Y es precisamente en ese terreno donde cobra relevancia la propuesta de Harvey de una “humana revolucionaria” capaz de confrontar y superar las dinámicas destructivas del capital.
En definitiva, el análisis de estas “contradicciones peligrosas” nos revela que el capitalismo, lejos de ser un sistema armónico y estable, se encuentra plagado de tensiones que socavan sus propias bases a largo plazo. Comprender la naturaleza y las implicaciones de estas fracturas internas se vuelve, entonces, un imperativo crucial para quienes aspiran a construir un mundo más justo y habitable para todos.
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Conclusión

A lo largo de este ensayo, hemos explorado con detenimiento las múltiples contradicciones que, según el libro de David Harvey, definen la lógica interna y la evolución histórica del capitalismo. Desde las tensiones fundacionales entre valor de uso y valor de cambio, hasta las “contradicciones peligrosas” que amenazan la supervivencia a largo plazo del sistema.
Y es que, lejos de ser un orden armónico y coherente, el capitalismo se revela como un entramado plagado de fisuras y fracturas, de impulsos contrapuestos que socavan constantemente su propia reproducción. Como bien señala Harvey, el capital “nunca caerá por sí solo. Tendrá que ser empujado”. Son esas grietas, esas contradicciones inherentes, las que encierran el potencial de transformación social.
Porque si algo queda claro tras este ensayo, es que el capitalismo no es un destino inevitable, sino más bien un conjunto de relaciones sociales que pueden y deben ser cuestionadas y reconfiguradas. Cuando vemos cómo el capital ha priorizado el valor de cambio sobre el valor de uso, cómo ha hecho “desechables” a millones de trabajadores en aras de la acumulación, y cómo ha empujado al planeta al borde del colapso ecológico, nos damos cuenta de que este sistema carece de la legitimidad moral para seguir rigiendo nuestras vidas.
Es por eso que la propuesta de Harvey de una “humana revolucionaria” cobra tanta relevancia. Frente a la alienación y la dominación que el capital impone, la tarea es construir formas de organización social y económica que liberen el potencial creativo de los seres humanos, que restituyan nuestra conexión con la naturaleza y que distribuyan de manera justa los frutos del trabajo colectivo. No se trata de una utopía irrealizable, sino de una necesidad imperiosa si queremos evitar hundirnos en la barbarie.
Porque como bien nos recuerda el dramaturgo Bertolt Brecht, “la esperanza está latente en las contradicciones”. Y es precisamente esa esperanza la que debemos cultivar y materializar, si es que queremos un futuro mejor para todos. Pues el capitalismo, con todas sus fallas y contradicciones, no es el final de la historia. Más bien, constituye un punto de partida para imaginar y construir un mundo radicalmente diferente.

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Las 17 Contradicciones del Capitalismo según David Harvey

Contradicciones Fundamentales:

1. Valor de uso y valor de cambio: El capitalismo se centra en el valor de cambio, es decir, el precio de un bien o servicio en el mercado, en lugar de su valor de uso, que se refiere a su utilidad real. Esta priorización del valor de cambio sobre el valor de uso genera problemas como la vivienda, donde el valor de cambio (precio de la vivienda) se dispara, mientras que el valor de uso (refugio) se vuelve inaccesible para muchos.
2. El valor social del trabajo y su representación por el dinero: El dinero, como representación del valor, enmascara el hecho de que el valor real proviene del trabajo social. El dinero se convierte en un fetiche que oculta las relaciones sociales de explotación que subyacen a la producción.
3. Propiedad privada y el estado capitalista: La propiedad privada, esencial para el capitalismo, requiere la existencia de un estado que la defina y la proteja. Sin embargo, esta relación es contradictoria porque el estado, al defender los intereses de la propiedad privada, puede verse en conflicto con las necesidades y demandas de la sociedad en su conjunto.
4. Apropiación privada y riqueza común: El capitalismo se basa en la apropiación privada de recursos que son, en esencia, bienes comunes, como la tierra, el agua y el aire. Esta apropiación genera desigualdades y conflictos, ya que un pequeño grupo se beneficia de la explotación de recursos que pertenecen a todos.
5. Capital y trabajo: La relación entre capital y trabajo es intrínsecamente antagónica. El capital busca maximizar las ganancias explotando el trabajo, mientras que el trabajo busca mejorar sus condiciones y salarios. Esta contradicción es la fuente de la lucha de clases.
6. ¿El capital como proceso o como cosa?: El capital existe en una tensión constante entre ser un proceso (flujo de inversión) y una cosa (propiedad fija). Esta dualidad genera inestabilidad, ya que el capital necesita invertirse para generar ganancias, pero al mismo tiempo necesita acumularse en forma de propiedad.
7. La unidad contradictoria de la producción y la realización: El capitalismo se enfrenta a la contradicción de necesitar producir un excedente para obtener ganancias, pero al mismo tiempo necesita que haya suficiente demanda en el mercado para absorber ese excedente. Si no hay suficiente demanda, el excedente se acumula y se produce una crisis.

Contradicciones en Movimiento:

8. Tecnología, trabajo y la desechabilidad humana: La innovación tecnológica, impulsada por la búsqueda de ganancias, puede generar desempleo y aumentar la desigualdad. Los trabajadores se vuelven “desechables” cuando la tecnología los reemplaza o cuando sus habilidades se vuelven obsoletas.
9. Divisiones del trabajo: La división del trabajo puede aumentar la eficiencia, pero también puede alienar a los trabajadores y crear desigualdades. La especialización extrema puede llevar a la deshumanización del trabajo y a la pérdida del control sobre el proceso productivo.
10. Monopolio y competencia: centralización y descentralización: El capitalismo oscila entre la tendencia a la concentración del capital (monopolio) y la necesidad de la competencia para su dinamismo. La competencia impulsa la innovación y la eficiencia, pero también puede llevar a la monopolización y a la eliminación de la competencia.
11. Desarrollos geográficos desiguales y la producción del espacio: El capital produce un paisaje geográfico desigual, con centros de acumulación y zonas de marginación. La inversión se concentra en las zonas más rentables, dejando otras regiones en el abandono.
12. Disparidades de ingresos y riqueza: El capitalismo genera una profunda desigualdad en la distribución de la riqueza. Un pequeño grupo acumula una gran parte de la riqueza, mientras que la mayoría de la población lucha por sobrevivir.
13. Reproducción social: La tensión entre la necesidad del capital de reproducir la fuerza de trabajo y su tendencia a socavar las condiciones para la reproducción social, como la salud, la educación y el cuidado. El capitalismo necesita trabajadores sanos y educados, pero al mismo tiempo busca reducir los costos de la reproducción social.
14. Libertad y dominación: La promesa de libertad individual bajo el capitalismo a menudo se ve socavada por la dominación del capital y el estado. La libertad de mercado se traduce en la libertad de los poderosos para explotar a los débiles.

Contradicciones Peligrosas:

15. Crecimiento compuesto sin fin: La necesidad del capitalismo de crecer exponencialmente choca con los límites ecológicos del planeta. El crecimiento ilimitado es insostenible y amenaza la supervivencia de la humanidad.
16. La relación del capital con la naturaleza: El capitalismo explota la naturaleza de manera insostenible, poniendo en peligro la base misma de la vida. La naturaleza se ve como una fuente inagotable de recursos y un sumidero para los desechos.
17. La revuelta de la naturaleza humana: alienación universal: La alienación generalizada que produce el capitalismo genera una revuelta contra la deshumanización y la degradación de la vida. La gente se rebela contra un sistema que los despoja de su humanidad y los convierte en engranajes de una máquina.

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Fuente

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