Del Boxeo
La historia del boxeo
Ensayo sobre el libro: Del Boxeo de Joyce Carol
Ensayo sobre el libro del Boxeo
- A pesar de su naturaleza polémica y violenta, el boxeo genera una poderosa fascinación cultural debido a que permite la afirmación individual a través de la habilidad física en el ring, salvando de esta manera al boxeador de la impersonalidad del mundo moderno y mostrando su humanidad en estado puro.
Introducción
Al hojear este libro, me sorprendió ver el mundo del boxeo descrito con tal intensidad y viveza que me transportó directamente al ardiente ambiente de un ring. Aunque consciente de todas las controversias que genera este deporte, me quedé prendado de las historias de sus legendarios campeones y de la fascinación cultural que los rodea.
Más de un siglo después de que el boxeo tomara su forma moderna con la introducción de las reglas Marquess of Queensberry en 1867, seguimos debatiendo sobre su naturaleza. ¿Es un arte marcial o una exhibición de violencia gratuita? Como explora Joyce Carol Oates en “From Boxing”, esta dicotomía radica en la capacidad del boxeo para expresar, de manera cruda y desnuda, la singularidad humana que anhelamos en un mundo cada vez más impersonal.
A través de una prosa vívida que nos sumerge en la intensidad del ring, Oates desentraña los complejos motivos por los cuales la figura del boxeador despierta tanta admiración cultural. Más allá del dinero y la fama, el combate representa para estos hombres la posibilidad de trascender su condición a través de la destreza física. Como explora el autor, esto cobra particular relevancia para los muchos púgiles provenientes de entornos marginales que encontraron en los guantes una vía de escape a la pobreza.
Sin embargo, aceptar la violencia del boxeo plantea serios dilemas. Cada año, decenas de boxeadores pierden la vida dentro del cuadrilátero o quedan con graves secuelas. Esto ha generado constantes intentos por prohibirlo, a lo que Oates contrapone sutilmente la fascinación que genera presenciar la esencia desnuda de la condición humana. Al indagar en la compleja atracción de un deporte aparentemente primario, este ensayo invita a una profunda reflexión sobre los límites de la civilización moderna.
Cabe destacar que una encuesta realizada en 1982 reveló que el 87% de los boxeadores profesionales sufren algún tipo de lesión cerebral a lo largo de su carrera, a pesar del progreso en equipos de protección y medidas médicas. Por otro lado y bajo la pluma experta de Joyce Carol Oates, el boxeo cobra nuevas dimensiones que van más allá de su violencia. Este ensayo promete arrojar luz sobre uno de los temas más apasionantes y polémicos de la cultura popular.
Origenes y Evolución del Boxeo
Los orígenes y primeras manifestaciones del boxeo se remontan a tiempos remotos. Según recoge Joyce Carol Oates, sus raíces se hunden en las peleas callejeras que solían disputarse entre hombres en la Inglaterra del siglo XVIII. Con el paso de los años, estas riñas espontáneas fueron formalizándose paulatinamente.
Uno de los hitos que marcaron la evolución del boxeo hacia un deporte más estructurado data de 1867, cuando se establecieron las reglas Marquess of Queensberry. Estas normas estipularon, entre otros aspectos, el uso de guantes rellenos y la división de los combates en asaltos de tres minutos intercalados por descansos de un minuto. Asimismo, prohibieron prácticas como agarrarse del contrincante o tirarlo al suelo. Gracias a estas medidas, el boxeo ganó en seguridad y como espectáculo.
No obstante, según Oates, parte de su esencia primigenia se mantuvo igual. “El boxeo posee elementos inherentemente primitivos y salvajes”, afirma el autor. Un ejemplo de esto era la época de los combates a puño limpio, anteriores a la introducción de los guantes. “Aunque tenían reputación de ser más brutales, en realidad eran menos peligrosos para los boxeadores”, sostiene Oates. Esto se debía a que los puños, desprotegidos, se fracturaban con más facilidad, limitando la potencia de los golpes.
Incluso después del establecimiento de las reglas de Queensberry, el boxeo conservó ciertos visos de clandestinidad. En las primeras décadas del siglo XX, cuando alcanzó enorme popularidad gracias a figuras como Jack Dempsey, continuó prohibiéndose esporádicamente en distintos estados de Estados Unidos. Esto obligaba a celebrar numerosos combates en territorios fronterizos o incluso en alta mar, lejos de la jurisdicción legal. Más que frenarlo, estas restricciones paradójicamente avivaron el furor que despertaba entre el público.
Cabe destacar que una de las razones de las prohibiciones era la volátil mezcla racial que implicaba el boxeo en la época. Durante las dos primeras décadas del siglo XX, hubo un campeonato mundial de pesos pesados informal para boxeadores negros, dado que muchos púgiles blancos se negaban a enfrentarse a ellos en el ring. Un dato más que ilustra la vigorosa controversia cultural que siempre ha rodeado a este deporte.
Cultura e impacto del boxeo
El boxeo ha impactado profundamente la cultura estadounidense desde sus inicios. Según Joyce Carol Oates, la popularidad de este deporte se explica en gran medida por los valores que promueve de individualismo y resistencia ante la adversidad.
El púgil representa la quintaesancia del espíritu americano según Oates: alguien dispuesto a imponer su fuerza de voluntad sobre las dificultades de la vida a través de la destreza física. Gran parte de los boxeadores provienen de entornos marginados, por lo que el boxeo les ofrece la posibilidad de superación ante la pobreza. Representan la fantasía del “sueño americano” llevada a su máxima expresión.
Sin embargo, la identificación con los boxeadores va más allá del aspecto socioeconómico. Como señala Oates, al enfrentarse en soledad en el cuadrilátero expresan la singularidad del individuo en una sociedad cada vez más impersonal. Su combate simboliza la lucha solitaria del ser humano contra las adversidades de la existencia.
Además, el boxeo ha permeado numerosos ámbitos culturales como la literatura, el cine y las artes visuales. Grandes escritores como Ernest Hemingway y Norman Mailer se sintieron fascinados por este deporte, dedicándole ensayos. Multitud de películas se han inspirado en historias de boxeo para plasmar dilemas existenciales.
Incluso figuras del pop como Muhammad Ali, conocido también como Cassius Clay, se convirtieron en verdaderos iconos de la cultura pop gracias a su carisma y habilidad para generar expectación en sus combates. Su figura traspasó ampliamente el terreno deportivo.
En la actualidad, pese a las críticas por la violencia, el boxeo mantiene un fuerte arraigo en la cultura estadounidense. Millones de personas siguen cada gran combate. Legados como el del fallecido promotor Don King o el mítico entrenador Cus D’Amato pervivirán en la memoria colectiva.
Atracción y complejidad del boxeo
El boxeo atrae y fascina a millones de espectadores, pero también genera controversia debido a su inherente violencia. Para Oates, esta dualidad se explica en parte por la tensión entre lo primigenio y lo ceremonial que envuelve este deporte.
Por un lado, los orígenes del boxeo se remontan a peleas callejeras donde la agresión parecía tener menos reglas. Algunos añoran esta rusticidad original donde la fuerza bruta era más decisiva. Sin embargo, al institucionalizarse con normas como las de Queensberry, el boxeo ganó en espectáculo al imprimirle ritmo y suspenso a los enfrentamientos.
Pese a este progreso, la violencia física que subyace en cada combate perdura y genera malestar en quienes no logran conectar con la pasión del boxeo. Al presenciar los golpes, surgen interrogantes sobre los límites de lo humano y las conductas aceptables en sociedad. Sin embargo, para los que sí conectan con este deporte, los boxeadores encarnan la lucha del ser humano.
Aunque Oates no lo menciona directamente, otra dualidad envuelve al boxeo. Por un lado implica el choque de dos voluntades, y por el otro revela una conexión más profunda entre los rivales. Al final del combate suelen abrazarse, reconociendo en el otro a un hermano con quien comparten la adrenalina del desafío.
El boxeo ofrece un espejo donde muchos ven reflejados sus propios dilemas. Es por ello que ha atraído a generaciones de aficionados apasionados, pero también ha generado debates sobre sus límites éticos que perduran hasta nuestros días.
Conclusion
A lo largo de este ensayo hemos explorado los diferentes matices que rodean al boxeo, este deporte que fascina y divide a partes iguales. Si bien su violencia innata causa rechazo en muchos, para quienes conectan con sus entrañas late un poderoso simbolismo.
Al observar a dos hombres enfrentarse a solas en el cuadrilátero, despojados de toda ayuda, sentimos que asistimos a un rito ancestral donde se ponen a prueba los límites de lo humanamente posible. A través del dolor, los púgiles logran trascender su propia condición mortal y encarnar esa voluntad indomable que tanto admiramos.
Aunque las regulaciones moderaron su fiereza primitiva, el boxeo conserva ese halo de autenticidad que nos recuerda de donde procedemos. En su seno late la fuerza indomable de la naturaleza, aquella que con indiferencia genera y destruye, que da y quita la vida. Al presenciar su drama en carne viva, asomamos la cabeza al abismo donde nacemos y morimos.
Sin embargo, las glorias que forjaron su leyenda perviven entre nosotros como símbolos de coraje. Sus nombres inmortales nos infunden la certeza de que, aunque peleando solo, jamás estamos realmente solos. Ellos son hermanos con los que compartimos la inquietud y el legado de un oficio que, más allá de triunfos o derrotas, nos recuerda nuestra propia esencia.
Hoy el boxeo sigue cautivando multitudes, a la vez que mantiene vivo un debate tan antiguo como él mismo. Sin duda perdurará mientras haya hombres dispuestos a asumir su desafío. Más allá del resultado de cualquier combate, su espíritu nos habla de cuando el ser humano era puro instinto, y también de cuando lo es todo. Quizás en ello radica el secreto de su eterna atracción.
0 comments