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Mar

Marx y su concepto del hombre

Ensayo sobre Marx y su concepto del hombre

    El trabajo alienado es la raíz y causa fundamental de la alienación del hombre respecto de sí mismo, de los demás y de la naturaleza bajo el capitalismo, por lo que su superación mediante la abolición de la propiedad privada constituye la condición necesaria para la realización plena del ser humano.

Introducción

Nos preocupan profundamente los efectos deshumanizantes que puede producir el sistema capitalista moderno. A lo largo de la historia, son muchos los pensadores que han reflexionado sobre cómo recuperar nuestra humanidad en este contexto. Uno de ellos fue Karl Marx, quien en sus Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844 planteó que bajo el capitalismo el hombre se había convertido en una mera mercancía sometida a las fuerzas del mercado.

Marx relataba apasionadamente cómo, en las fábricas de la época, los obreros se veían reducidos a simples engranajes de las máquinas, perdiendo todo contacto con su esencia humana. “La actividad del trabajador ya no es propia, sino actividad ajena, forzada”, escribió con crudeza. Sin embargo, sus palabras resonaban con una profunda vocación de cambio, convencido de que otro sistema debía ser posible. Nos invitaba así a reflexionar sobre nuestra condición.

Si bien los textiles y la metalurgia han experimentado notables avances tecnológicos desde entonces, muchos analistas sostienen que la alienación que Marx diagnosticaba se ha agudizado en la era digital. Datos como que en promedio una persona pasa la mayor parte de su día despierto interactuando con pantallas refuerzan esta idea. ¿Nos ha convertido la tecnología en simples consumidores consumidos por el consumo? ¿Hemos perdido nuestra esencia humana en el tumulto del mercado?

Es en este contexto donde cobra actualidad revisar los planteamientos de Marx. En estos Manuscritos descubrió las causas fundamentales de la alienación y propuso una salida: la superación de la propiedad privada mediante el comunismo. Examinando su análisis podríamos discernir si su perspectiva sigue siendo útil para entender nuestro tiempo o si, por el contrario, queda obsoleta. A lo largo de este ensayo exploraremos esta cuestión de manera cuidadosa.

 

El análisis del trabajo alienado

En su análisis del trabajo alienado, Marx plantea que bajo el capitalismo el obrero pierde el control sobre su actividad laboral y su producto. Recuerdo la primera vez que visité una fábrica textil y presencié esta realidad. Los operarios parecían engranes de una gran máquina, realizando los mismos movimientos una y otra vez a un ritmo marcado por las máquinas. Me llamó la atención lo desconectados que lucían de su labor.

Marx describe gráficamente esta experiencia al señalar que “la actividad del trabajador ya no es propia, sino actividad ajena, forzada”. Sus palabras transmitían indignación, pues entendía claramente que detrás de este proceso se escondía la explotación del hombre por el hombre. Sin embargo, también había esperanza en su mensaje al instar a superar este estado de cosas.

En uno de sus escritos, Marx expone que bajo el capitalismo “el trabajador se externaliza y aliena en su obra… Su vida activa es actividad para otro y de otro”. Esto refleja cabalmente lo presenciado en la fábrica, donde la energía de los trabajadores parecía drenarse en beneficio de unos pocos. Sus cuerpos estaban allí pero sus mentes parecían ausentes, como si algo muy valioso (su pensamiento) les hubiera sido arrebatado.

“La productividad de un hombre se mide por lo que produce, no por lo que realiza y disfruta”, eso nos dice Erich Fromm. Pienso que esta idea resume con maestría lo que Marx objetó de las relaciones sociales de producción en su época. Al quedar despojado del fruto de su esfuerzo, el trabajador se sentía como una especie de robot al servicio de una maquinaria alienante.

 

El vinculo entre el trabajo alienado y la propiedad privada

Según Marx, la propiedad privada es el reflejo material de la alienación del trabajo, pues a través de ella el obrero se ve despojado del fruto de su esfuerzo. Así, la división entre trabajador y capitalista es simplemente la expresión económica de dicha alienación.

Al profundizar en esta idea, Marx descubre que el trabajador forjó inadvertidamente las cadenas que hoy lo oprimen. Pues al entregar su actividad como mercancía al capital, este terminó sometiéndolo a su voluntad. De este modo, el obrero “no solo produce su relación con el objeto, sino también la relación del no-trabajador con la producción y con el producto”.

Este razonamiento permite comprender que la alienación del trabajo y la propiedad privada son en realidad dos caras de una misma moneda. Pues al externar su labor, el trabajador ” produce la relación de la no-propiedad con la propiedad”, entregando de facto el control sobre su actividad. En consecuencia, podemos afirmar sin equivocarnos que “la propiedad privada es el producto, la necesaria consecuencia, del trabajo alienado”.

Sin embargo, esta relación recíproca entre trabajo alienado y propiedad privada no fue evidente para Marx desde un inicio. Fue necesario que la experiencia le mostrara la entraña de este vínculo perverso, que esconde bajo el velo de la economía una profunda herida en la condición humana. Sólo así pudo comprender a cabalidad que sólo superando ambos fenómenos lograríamos devolverle al hombre su dignidad.

 

El comunismo como superación de la alienación

El comunismo representa para Marx la superación definitiva de la alienación humana. Para él, este modo de producción permitiría al hombre recuperar el control sobre su actividad y sus frutos.

Al fin, el comunismo supondría la anhelada reapropiación del individuo de sí mismo. Ya no se vería despojado del producto de su esfuerzo ni de su propia esencia, que volvería a reflejarse en su creación. Esto sería posible porque los productos del trabajo ya no se presentarían como “fuerzas ajenas y hostiles”, sino como expresión de la propia humanidad encarnada en la comunidad.

Marx veía en el comunismo la culminación de la evolución histórica, equivalente al retorno del ser humano consigo mismo. “La resolución definitiva del conflicto entre el hombre y la naturaleza”, decía, citándose asimismo al fin del “conflicto entre existencia y esencia”. De este modo, las facultades del individuo dejarían de hallarse reprimidas, para desplegarse libremente.

Esta evolutiva visión del comunismo emancipador ayudó a Marx a sobrellevar los rigores de una vida precaria, entregada en cuerpo y alma a la causa obrera. Con ello se tornaba portavoz de la esperanza de millones en un mundo adverso. Al mismo tiempo, tal interpretación apuntalaba su férrea voluntad de transformación social.

Sin embargo, la experiencia soviética demostró que la propiedad colectiva no garantiza por si misma la libertad humana. Es necesario crear instituciones donde se exprese la autodeterminación de los ciudadanos. Solo de este modo la autogestión dejará de ser una quimera para volverse realidad.

 

Las limitaciones de la noción de alienación

Si bien el concepto de alienación elaborado por Marx permitió poner sobre la mesa las contradicciones del sistema capitalista, con el tiempo algunos analistas han planteado ciertas limitaciones en su planteamiento que merece la pena evaluar.

Uno de los cuestionamientos realizados se refiere a que la noción de alienación de Marx tiene un enfoque muy económico y productivista, centrado únicamente en la esfera laboral. Esto pasa por alto otras dimensiones igualmente alienantes de la experiencia humana como las relaciones familiares o la represión política. Por otro lado, también se ha señalado que el concepto adolece de rigidez al trazar una dualidad tajante entre la alienación bajo el capitalismo y una hipotética no alienación en el comunismo.

Sin embargo, otros pensadores reconocen la profundidad de la intuición Marxista al descubrir las relaciones de poder ocultas en una sociedad dividida en clases. Además, subrayan que al enfocar la alienación en el trabajo, Marx estaba simplemente partiendo de su realidad inmediata en el capitalismo del siglo XIX, más que pretendiendo agotar todos los flancos de la vida alienada.

Evaluando estos planteamientos con detenimiento, podríamos concluir que si bien la noción de Marx adolece de algunos excesos reduccionistas propios de su época, logró captar de manera privilegiada la esencia de la contradicción capital-trabajo que se oculta en cualquier sociedad clasista. Mientras que los señalamientos sobre sus limitaciones resultan en parte relativas, no invalidan la profundidad de su intuición aguda.

Como hemos visto, el concepto de alienación de Marx, pese a presentar limitaciones, constituye un rango amplio teórico y valioso para comprender las raíces de la cosificación del ser humano en la modernidad. Al iluminar las contradicciones del sistema capitalista, sentó las bases para superarlas a través de una organización social emancipadora.

El análisis de sus aciertos y desaciertos invita a seguir profundizando en su pensamiento. Más allá de dogmatismos, debe servir para avanzar en la liberación plena del potencial humano, objetivo que sigue estando pendiente.

El Hombre en el cruce de caminos - Diego Rivera
El Hombre en el cruce de caminos – Diego Rivera

Conclusion

A lo largo de este ensayo hemos recorrido el análisis pionero de Marx sobre la alienación laboral bajo el capitalismo, clave para comprender las entrañas de este sistema y las mutaciones por las que ha atravesado la experiencia humana.

Marx identificó cómo la apropiación ajena del fruto del trabajo condena al obrero a la deshumanización. En su tiempo, reveló el carácter fetichista de las mercancías y las contradicciones de dicho modo de producción. Más adelante, evaluamos las limitaciones y aciertos de su enfoque ante las críticas recibidas.

La alienación continúa vigente en nuevas formas en la era del hiperconsumo y la automatización. Los desafíos ambientales también revelan cómo el antropocentrismo occidental ha llevado a la depredación de la naturaleza. Sin embargo, la lectura de Marx renueva la esperanza en que al descubrir nuestras cadenas, damos un paso hacia su ruptura.

Si queremos superar la sensación de extrañamiento que aflige a amplios sectores, debemos repensar nuestro modo de organización social, económica, política y cultural. Sólo recuperando el control sobre nuestras vidas y el fruto colectivo de nuestra actividad lograremos alcanzar la realización humana en plenitud.

 

 

Fuente

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